Pollito infernal

  En fin, de infernal no tiene más que la tinta roja; es más una broma privada que otra cosa. Conservo este pollito de uno de los últimos bollos de pascua que tuve, allá por el Pleistoceno. Hace mucho tiempo, antes de la televisión por cable, si te ibas a una confitería, tenías pocas opciones con los adornos de las tartas: un par de flores de azúcar, hojas decorativas de oblea, que no sabían a nada, y... pollitos baratos.

  Las patas son de plástico, el pico de cartulina fina y el cuerpo de una especie de fieltro sintético amarillo. Era una cosa pequeña que estaba siempre en algún lado por encima del bollo ó tarta de turno, y durante unos años parecía omnipresente en las confiterías. Parece que ahora no se hacen. O se usan en otro lado, a saber.

El dibujo fue hecho en, de nuevo, la libretilla de cuero (y lo que quedará, que no llegué aún a la mitad). Usé un rotulador Pilot rojo, por cambiar. No me di cuenta de que el resultado iba a a ser tan vivo. El color lo di con lápices de colores. El azul de la base es del ladrillo de yoga, y rojos y naranjas de las vetas de pino de mi armario.

Bueno, no son exactamente lápices, tienen forma de lágrima, como una púa de guitarra pero el doble de grande, y no tienen madera, son todo color: son un  regalo de mi madrina de un viaje que hizo a Venecia, si lo recuerdo bien. No los había empezado a usar hasta ahora.

Y tengo más dibujos en el otro blog; el último es éste:

https://fotolog.miarroba.com/gkane/spencer-tracy-en-la-aventura-del-plymouth-282/

    Hasta la próxima. Nos vemos, aquí ó allí, como queráis.