Robert Downey Jr. en 'Sherlock Holmes'

Me parece que ya no hay cambios: como veo que no soy capaz de contestar a los blogs de Blogger que me visitan, tendré que abandonar el intento. Contestaré a los que tengan cuenta en Miarroba desde dicho sitio, porque allí aún puedo (y cruzo los dedos, para que siga), pero pido disculpas a quien corresponda. Una pena, este blog tiene elementos que me resultan cómodos de manejar, pero me da que la excesiva integración dentro del entorno de Google tiene sus pegas. Inconvenientes de la centralización de servicios, creo.

Bueno, al tajo.

No tenía pensado abundar en el tema de Sherlock Holmes, pero la adquisición de películas por parte de canales (cuando éstas no son exclusivas de plataformas) hace que, una vez estrenadas en el canal, se repitan una serie de veces; comprensible, por otra parte. Lo que se traduce en que tengo vistas las dos películas de Sherlock Holmes dirigidas por Guy Ritchie más veces de las que tenía pensado en un principio. Tampoco es que me queje.

Cuando se habla de Sherlock Holmes, suele hacerse en función del Cánon, ese cúmulo de relatos y novelas que se definen como propios del famoso detective victoriano. Las distintas adaptaciones del personaje suelen ser variaciones de dicho Cánon, en el que fomentan unas características del personaje y obvian (ó modifican) otras. La versión de Guy Ritchie trata con  bastante libertad las características del personaje, al poner de relieve detalles que suelen dejarse de lado, pero no deja de ser él mismo. De hecho, es una visión que no es literal y resulta al mismo tiempo fiel al personaje.

Una característica que llama la atención de la gente son esas escenas de lucha en las que, antes de realizarse la acción, el detective analiza la situación, los movimientos a realizar y sus consecuencias. Son enormemente vistosas y me gustan, pero creo que el momento que mejor le define es una secuencia sencilla, al inicio de una escena. Sucede durante la primera película ("Sherlock Holmes", de 2009) y sucede así:

Se muestra un restaurante lujoso. En una mesa está sentado Sherlock Holmes (representado por un brillante -creo yo- Robert Downey Jr). Mira la hora en su reloj de faltriquera, como en el dibujo, y cierra los ojos para tratar de aislarse de su entorno. Porque lo percibe TODO: las discusiones entre mesas, las acciones de los camareros, discusiones, chismes.... Cuando parece que va a estallar, abre los ojos y aparecen el doctor Watson (Jude Law) y su prometida Mary Morstan (Kelly Reilly), que conoce Holmes en ese instante, y prosigue la escena.

Es una secuencia de 30 segundos dentro de una escena que dura cuatro minutos (aparece en Youtube con el título: Sherlock Holmes Scene "The lady insists"), y no es particularmente llamativa, pero hizo que mi cerebro hiciera 'clic'. Veréis, si Sherlock Holmes tiene una maldición es la de ser Sherlock Holmes todo el tiempo: alguien con tal capacidad de observación no puede tener momentos ociosos, porque su mente y sus sentidos siempre están atentos,  y un lugar con aglomeración de gente sin un propósito definido representa una sobrecarga de sus sentidos. Es demasiado.

Por eso, cuando no tiene casos, se enfrasca en investigaciones especializadas hasta un nivel casi absurdo y, cuando no puede más, se atonta con la morfina. Porque una vez empieza a analizar, no puede parar. Tanto es así que la escena finaliza cargándose Holmes la reunión al analizar a la prometida de Watson un poco más allá de lo que hubiera sido prudente.

La imagen la conseguí de su ficha de Imdb (me revienta que esta web la haya comprado Amazon, detesto los monopolios, pero es una batalla perdida), y la dibujé a tamaño cuartilla, en mi libreta japonesa. La tinta china y las aguadas las realicé con pinceles de acuarela del 2. Usé un rotulador de gel blanco para los brillos de los ojos y un par de perfilados sencillos de las copas. 

Al ser tan oscura la ropa de Holmes, se funde con las sombras, y los pequeños detalles como la botonadura ó la mano que sujeta el reloj resultan básicos para resaltar la figura. Lo que aparece hacia su izquierda es el brillo del canto de una silla, lo conservé para romper la zona de negro. Tapé la fecha y la firma con una aguada para que no fuese el fondo todo oscuro, pero que tampoco destacase por encima de la escena.

Tiene una pinta very british, ¿no?